martes, 15 de julio de 2014


ENKIDÚ DESPUÉS DE LA HETAIRA

Nada más alzarse de la hetaira, Enkidú comprendió el alcance de su tragedia: ya no era el mismo; ni rastro en él de la inocencia original de Aruru. Ahora las bestias le rehuían con desagrado, acaso porque habían empezado a oler en él la lumbre y la escritura. Era hora de partir. Gilgamesh lo esperaba tras los muros de Uruk.